De los adolescentes que protestaban contra un vertedero de residuos peligrosos hace una década ha nacido un colectivo de artistas que ha dejado la lucha política por la acción social del arte.
De día y
de noche se ha oído el rugido de grúas y máquinas elevadoras, y no era un nuevo
boom de la construcción, sino que adentro de ellas estaban los artistas,
pintando los edificios ante la atónita mirada de todos en un pueblo de apenas
300 habitantes. Y un ejercito de fotógrafos y cámaras de televisión han
invadido Fanzara para dar la noticia en medios de todo
el mundo, sobre todo europeos y americanos como los periódicos The New York Times y The Guardian. Los
lugareños también se vieron sorprendidos al ser noticia en los informativos de
televisión.
FANZARA es hoy uno de los mayores museos al aire libre que existen en el mundo
y se va renovando sin cesar desde que comenzara la iniciativa el año pasado.
El colectivo MIAU (Museo Inacabado de Arte Urbano) es
conocido internacionalmente desde que el año 2014, con la propuesta de usar las
paredes del pueblo como lienzos, fueron llenando sus calles de color. La semana
pasada ha bullido de nuevo la creatividad, dentro de una programación que ha
llenado estos cuatro días con talleres de cultura, exposiciones de pintura y
fotografía, conciertos de música y proyecciones de cine.
Destacaban las obras de Pol Marban Deih, Hombrelópez, Susie Hammer y Julieta,
Xlf... que dejaron en la localidad 44 intervenciones. Este año han sido 18
virtuosos de esta técnica callejera como Borondo, Animalitoland, Xélön, etc.,
quienes han pintado o expuesto en Brasilia, París, Londres o Madrid y países
como Finlandia Italia, EEUU, México o Argentina, tomando un pueblo ya invadido
por el posgrafiti.
Hablamos de un festival que no trata solo del arte por el arte. Es mucho más.
Es un encuentro del arte y la convivencia porque, además, este año los
creadores son ‘adoptados’ por vecinos. De hecho el único poeta que ha paseado
estos días por el pueblo, yo mismo, he sido invitado junto a la fotógrafa Ade
Rincón por un vecino, Rafael Salisa Sanchez.
'Tito Rafa' como le gusta que lo llamen, es uno de los colaboradores del
festival a través del Bar D'Abajo que dirige. El bar es el centro de
avituallamiento contra la oledada de calor de estos días y nos dice de este
festival de arte callejero del que está orgulloso “estos artistas famosos ganan
mucha pasta por su arte pero aquí vienen gratis a trabajar, por algo será”.
Y es que
en Fanzara, como nos sigue relatando Salisa, hubo un tiempo en que los
adolescentes de este pequeño lugar del interior de Castellón, jugaban a
manifestarse. Eran los años en los que el vecindario protestaba contra un
proyecto de vertedero de residuos peligrosos. De eso hace más de una década. El
vertedero no se hizo, pero de aquellas protestas quedó una conexión vecinal que
ha sido la base para hacer de Fanzara un pueblo museo.
“Aquello nos
sirvió para que, cuando propusiéramos nuestra locura, la aceptaran casi a
ciegas”, cuentan Javier Lopez y Rafa Gascó a la periodista Lorena Ortega del Pais.Estos vecinos de Fazara encabezaron aquellas marchas y desarrollaron la idea que ha cambiado la localidad."La locura consistió
en pedir a una población envejecida que cediera sus paredes para que unos
desconocidos grafiteros las pintaran, sin saber qué iban a hacer. " Los
organizadores pensaron que con suerte, vendría algún artista urbano a pintar un
mural, pero nunca lo que se habían atrevido a soñar alguna vez, porque era uno
de esos imposibles que cierran la imaginación y encadenan los
pensamientos.
Pero como son
artistas de verdad con la mirada genuina que solo es posible en los niños
cumplieron día a día con sus propósitos artísticos, y la locura ya no lo es
tanto. Ahora les va pareciendo hasta normal. Ahora que viven dentro de un
museo, el sueño va dando paso al saberse unos privilegiados.
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