- Conozco un lugar donde el corazón
- se queda quieto
- entre el asombro y la ternura de los días.
- La Puerta del Diablo se abre
- en la profundidad de los valles,
- y Panchimalco el viejo náhuatl
- sonríe ante la velocidad del progreso
- que viene de lejos sin medida ni saber.
- Conozco un lugar donde el corazón nunca se queda quieto
- y “Los Cuentos de Barro”
- son principio de todas las escrituras.
- La Joya de Cerén se descubre de siglos
- levantando las horas de pupilas y acentos.
- Porque las piedras hablan
- nos quedamos en silencio:
- Contemplándonos.
- Conozco un lugar donde el corazón no se queda.
- El mapa azul de las venas
- y el reloj de los sueños
- son la bandera que arde en los ojos.
- Las notas de una fuga cantan a dos cuerpos
- pero solo la luna acompaña nuestros pasos.
- Conozco un lugar que tú has abierto en el corazón.
- Atlánticos besos fueron,
- sobre un volcán enterrado donde florece la vida.
- En los bosques húmedos de salvajes orquídeas
- queda un rastro de alas veloces
- entre los fascinados ojos del amor
- y las frentes envueltas en su rocío de niebla.
- Conozco un lugar donde el corazón
- Desaparece sin fronteras:
- Océanos sin distancia ni visado.
- Un nombre tiene para los Soñagundos
- y El Principito sabe de su Consuelo.
- El rostro de la mujer dormida
- se aparece al ojo humano,
- prendido de la piedra se vacía
- en un viaje que recorre los pasados.
- La subyugada pupila en femenino labio,
- baja de las cumbres y se sumerge
- en las aguas de Suchitoto;
- donde queda la vieja ciudad abandonada
- en las fértiles nadas del olvido.
- Conozco un lugar que a golpe de corazón
- el misterio se levanta un día
- y despeja el horizonte de enigmas.
- Allí donde no llegan las maras
- con su capital de odio y pólvora,
- queda el pulso de una mano
- como página que memoria la luz del Salvador.
Cada soñagundo lleva la fuerza para dinamitar las anquilosadas costumbres del mundo, al sumar sueños por segundos. Chema Rubio